viernes, 29 de octubre de 2010

Un incendio, un milagro


El Bien a través de un Mal. Cambiar el mundo a través de paradojas. Una locura, una genialidad. Odio, incendio provocado, la iglesia en llamas. Dios mío, ¿por qué?, ¿dónde está el Bien ahí?, ¿por qué hacen eso?, ¿por qué tanto odio?
Preguntas sin respuesta que pasan por la mente mientras algunos católicos y otros menos católicos del pueblo deciden ayudar. “Quería que la iglesia pudiera seguir abierta - me explica -, por eso me ofrecí para estar una hora cada semana frente al altar, haciendo compañía al Señor”. Simple. Heroico después de 20 años. “No tenía fe, y tampoco sabía cómo rezar, así que me quedaba dormida”. “Poco a poco aprendí a hablarle, a quererle y ahora ya no podría vivir sin hacer oración”. Voz temblorosa, ojos llorosos, sonrisa en los labios. El bien a través del mal. Una locura, una genialidad. Un incendio, un milagro.

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