lunes, 4 de octubre de 2010

La vida no sigue igual


Así de simple. La crisis, la archiconocida crisis, ha arrasado con todo. Hábitos, vicios, expectativas, sueños, rutinas y planificaciones languidecen. La Unión Europea luce un 20% de paro juvenil y España lo lidera, con un 42% de desempleados menores de 25 años. [Para más información, os recomiendo la serie de artículos de El País sobre la cuestión, empezando por éste]. Dominique Strauss-Kahn, presidente del FMI, opina que “si no se adoptan las medidas adecuadas para hacer frente a esta tragedia, el coste económico y social será tremendo porque estamos hablando de una generación perdida”.


Pero éste no es el fin. La vida ya no es lo que era, pero sigue

adelante. Copio una reciente carta al director de El País: “(...) Dominique, déjeme decirle que, en la cocina de mi casa, su generación perdida rumia los días interminables de un sistema financiero en el que apenas se ha visto involucrada. En la cocina de mi casa, Dominique, la mía, mañana, seguirá siendo la 'generación esperanzada".


Sí, el momento es duro, durísimo. Pero yo creo en lo que dice Diana en su carta. Hay futuro.


Las grandes ideas surgen en las grandes crisis (somos expertos en eso, no hay más que mirar el Siglo de Oro). Creo que es momento de cambiar, de innovar. De ser valiente y buscar cosas distintas, arriesgarse. Cuanto más pasa el tiempo, más difícil es salir del carril vital (sea el de un determinado trabajo o el del paro). Por eso, hay que buscar lo distinto y apostar por ello. Y si no, emigrar. El trabajo que no hay al lado de casa quizás nos espera en Oslo o Pequín. Porque mientras en España dos de cada cinco jóvenes están en paro, en Alemania y Holanda el paro juvenil s

upone un lejano 9,2% y 8,1%.



En casa de nuestros padres siempre tendremos un plato en la mesa y una cama en la que descansar, pero no un futuro laboral.

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