lunes, 21 de febrero de 2011

Amor y vanidades

Disney nos ha matado. No hay princípe azul y la media naranja es una mentira. Todas sois atractivas y simpáticas y todos tenemos mirada segura y brazo fuerte, pero nadie es así. Ser yo sale demasiado caro. Porque vivimos un eterno artificio y en búsqueda de la autenticidad, y todos acabamos siendo falsos por el camino.
No nos engañemos, quitarse la máscara es fracasar. Porque mi rol es ser chulo y distante, distraído, lejano, altivo. Para así, el día que tenga un detalle, lo sepas apreciar y te creas especial. Es la feria de las vanidades y la apariencia es el precio justo que hay que pagar por lograr el clímax de la confianza. No te culpo, probablemente si actuaras con naturalidad la gente se asustaría: ¡nadie es tan insensato como para ser sincero!
Pero no renuncio a la idea de que no existe la media naranja. ¡Tú y yo podríamos ser muy felices! En este espectáculo de apariencias el sí y el no dependen de una tontería, no nos engañemos. Puedo hacerte creer, aunque también puede que me dejes en el estante equivocado. Pero no creas que fue porque no somos compatibles. Para eso tendríamos que conocernos. Acepta que es por este juego de azares y quizás así lograrás poner la cola al burro.

PD: Sé que esto supone un giro radical a la tónica de mi blog. Pero a veces conviene forzar un cambio de enfoque para ganar en perspectiva. Y sin perspectiva, ¡no hay Kujifunza!