
[Me vais a permitir que vuelva a hacer una entrada tan solapada sobre las elecciones en Catalunya. El otro día me hicieron escribir sobre esto y no he podido evitar caer en la tentación de publicarlo]
Llegados a este punto, resulta interesante ver cómo la sentencia del Estatut encarna el cambio de política del PP. En la primera legislatura que el Partido Popular se pasó en el “banquillo”, la estrategia en Génova fue la de ejercer de abanderados de la defensa de España y su integridad. Moviéndose en las peligrosas aguas del nacionalismo exacerbado, los populares prefirieron renunciar a Cataluña para lograr más apoyos en el resto de España. Esta actitud derivó en el “pacte del Tinell” y la posterior marginación del partido en Cataluña.
Hoy la situación es bien distinta. ¿Por la actitud de los partidos catalanes? Está por ver. Las encuestas preelectorales dan como claro favorito a CiU, que lo sabe. El partido nacionalista está como la guapa de la fiesta. Parece decir “mírame, pero no me toques”, y de momento mantienen abiertas todas las opciones de pacto. Y entre los solteros de la fiesta, se ha colado el PP. Cortejando como los que más, los populares esperan que al acercarse a la barra del bar, la conversación vaya sobre economía, paro y política social, porque si la conversación acaba girando en torno al recurso del Estatut, lo más probable es que acaben otra noche tomando una copa en una esquina del local.
¿Y sólo depende de eso? No. Mariano Rajoy sabe que tiene que ponerse su mejor traje para tratar de conquistar a la solterita de oro. En este caso, el traje tiene que estar bordado en un número de escaños suficiente como para que la próxima cita sea en el Palau de
Así pues, el Partido Popular más “catalán” de lo últimos año se encuentra ante el difícil reto de lograr que la memoria colectiva catalana sea fugaz, la resolución del Tribunal Constitucional no derive en una crisis de estado y las ganas de cambio superen a la animadversión general que suele votar la papeleta de color azul. Si además tenemos en cuenta que, si no logran mayoría absoluta en las próximas elecciones, su llegada a