lunes, 24 de enero de 2011

Una de cal y una de arena

Siento el retraso en mis entradas, pero realmente no sé a dónde me está llevando la vida. Quién sabe, ¡igual dentro de poco tenéis alguna ciber-sorpresa por aquí!

En cualquier caso, hoy me gustaría compartir con vosotros un párrafo brutal de las Ilusiones Perdidas. Creo que encaja perfectamente con nuestra excelsa clase política.

Se preciaba de poseer amplios conocimientos en diplomacia, la ciencia de los que no tienen ninguna y que resultan profundos por su vacuidad; ciencia, por otra parte, muy cómoda en el sentido de que se demuestra por el ejercicio mismo de sus altas funciones; porque necesitando hombres discretos, permite que los ignorantes no digan nada, refugiándose en misteriosas inclinaciones de cabeza; y porque, finalmente, el hombre más experto es el que nada manteniendo su cabeza fuera del río de los acontecimientos, pareciendo así dirigirlos, lo cual se convierte en una simple cuestión de falta de peso específico.



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