martes, 16 de febrero de 2010

Palomitas










Me gustan las palomitas. No lo puedo evitar, me gustan. Supongo que seré uno de tantos, que esto no es algo original, pero es así. Cuando voy al cine, me pido siempre el bote grande, acompañado, como debe ser, por una buena coca cola.


Claro, las palomitas, por sí solas, no me llevan a ningún sitio. Por eso esta gran pasión va acompañada de otra actividad que me encanta: el cine. Las factoría de Hollywood ha logrado que uno siempre esté esperando la próxima película o serie recién estrenada en EEUU con la esperanza de que, junto al regusto salado, a uno le llegue el placer visual de las superproducciones americanas. ¿Quién no se ha sentido embelesado por películas como Avatar?


Esta costumbre, que viene de bien lejos, me ha acompañado mientras he disfrutado de todo tipo de películas. Pocas veces dejo de pedírmelas: si el film me impide saborearlas, es que sobrepasa los cánones de mi sensibilidad. Qué le haremos, siempre he sido un poco “tiquismiquis”. Aún así, alguna vez me he refugiado en el bote salado para no ver las escenas más ácidas de “pelis” que no debería haber visto.

Sin embargo, no todos los días son de fiesta. Y claro, al final, para evitar tener continuamente ese regusto a sal y mantequilla, he terminado por arrinconar este gran manjar para el cine. Además, las palomitas del súper no están tan buenas.


En casa, el regusto que se queda es el de la cerveza. La cerveza que uno se toma ante un buen partido de fútbol, una buena serie o, incluso, los informativos. La cerveza, también, que se me atragantó el pasado viernes mientras veía los informativos. El penúltimo latigazo del show televisivo del prime time nos trajo a casa las imágenes de la muerte de Nodar Kumaritashvili (atleta olímpico fallecido en los entrenamientos de los JJOO de Vancouver). Supongo que me atraganté porque no me he acabado de acostumbrar a los informativos, o porque no tenía a mano el bote de palomitas.


7 comentarios:

  1. Cada vez entradas más acertadas, cortas y creativas... no sé si te estás convirtiendo en un periodista o le estás pillando el gustillo al blog.

    Todo lo bueno tiene su momento o, al menos, hay que encontrárselo, incluso las palomitas. Respecto a Hollywood, no a todo el mundo le encandila. Más de uno se negaba a verla, bien lo sabes.

    El caso de Kumaritashvili es un poco más complicado y, quizá, se merecería otra entrada.

    Un saludo!

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  2. ¡Muchas gracias Raquel! Me alegro de que te guste

    El caso es que quizás me he pasado de creativo en esta entrada. Aunque casi toda la entrada hablo de las palomitas, en el fondo mi entrada es por lo que ya debatisteis en filosofía joven sobre la idoneidad de retransmitir en directo la muerte del atleta, como si fuera el trailer de una película...

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  3. No, Yago, no. No te has pasado creativo: has conseguido hacer de las palomitas el símbolo de un ritual. Y consigues llevarnos a través de él. En unos pocos párrafos consigues decir mucho de tí y del mundo.
    Hasta la vista

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  4. Me alegro de que te haya gustado, José Antonio. ¡Muchas gracias!

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  5. entonces avatar....ah ya entiendo es tan bueno por las palomitas=) me ha encantado la amenidad de la entrada, yago!!!!

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  6. =) veo que lo de Avatar ha causado sensación! jeje
    El cine sin palomitas...no sería lo mismo, simplemente

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